El viento es una forma de energía renovable que se obtiene a partir del movimiento del aire. Este fenómeno natural es resultado del calentamiento del sol sobre la tierra, la rotación del globo terráqueo y las irregularidades de la superficie terrestre. A medida que el sol incide en diferentes partes de la tierra con diferentes ángulos, se generan bolsas de aire caliente y frío, creando así corrientes de viento.
¿Qué tipo de recurso es el viento?
El viento es considerado un recurso natural inagotable debido a que depende del sol y está disponible de manera continua. La fuente de energía eólica proviene de la fuerza del viento, la cual puede ser aprovechada para generar electricidad. Este recurso renovable es una alternativa sostenible y limpia en comparación con los combustibles fósiles.
La energía eólica se obtiene mediante la transformación de la fuerza del viento en electricidad. Para ello, se utilizan molinos eólicos o aerogeneradores, los cuales cuentan con palas que capturan la energía del viento y la convierten en energía mecánica. Estas palas están conectadas a un generador eléctrico que produce electricidad al transmitir la energía mecánica del viento a través de una caja de cambios que aumenta la velocidad en el eje del generador.
Factores que influyen en la generación de electricidad eólica
La cantidad de electricidad que puede producir una turbina eólica depende de tres factores principales:
- Velocidad del viento: Las turbinas eólicas generan electricidad a velocidades de viento que oscilan entre los 4 y 25 metros por segundo.
- Densidad del aire: La densidad del aire es afectada por la altitud, la temperatura y la presión atmosférica. Las turbinas ubicadas a gran altitud suelen ser menos productivas que aquellas situadas cerca del nivel del mar.
- Área barrida por las palas: Cuanto mayor sea el área barrida por las palas de la turbina, mayor será la cantidad de energía que se puede generar.
Es importante destacar que aunque el viento es un recurso renovable, la transformación de la energía del viento en electricidad puede generar residuos y emisiones contaminantes durante el proceso de construcción de las turbinas. Sin embargo, gracias a los avances tecnológicos, las turbinas eólicas han mejorado en eficiencia a lo largo de los últimos años.
De acuerdo a informes científicos internacionales, las emisiones de CO2 a lo largo de la vida útil de una turbina eólica han disminuido significativamente. Esto se debe a la disponibilidad de turbinas más grandes, potentes y con mejores factores de producción, lo que ha permitido un mejor aprovechamiento del viento. Estas mejoras han reducido las emisiones de CO2 de 40 a 13 gramos por kilovatio hora (g CO2-eq/kWh) entre 1980 y 2030.
La energía eólica como fuente baja en carbono
Aunque la energía eólica no es una fuente de energía de cero emisiones, sí es considerada como una fuente de energía baja en carbono. Cuando una turbina eólica genera electricidad, lo hace utilizando únicamente el recurso del viento. Las emisiones de CO2 asociadas a la construcción y montaje de las turbinas se compensan aproximadamente en seis meses de funcionamiento con energía limpia, proporcionando décadas de energía de cero emisiones.
El viento es una energía renovable que se obtiene a partir del movimiento del aire. La energía eólica es una alternativa sostenible y limpia para la generación de electricidad, ya que no depende de combustibles fósiles y no produce emisiones contaminantes durante su funcionamiento. Aunque la construcción de turbinas eólicas puede generar residuos y emisiones, los avances tecnológicos han permitido reducir significativamente su impacto ambiental. La energía eólica es una opción cada vez más utilizada en todo el entorno para diversificar la matriz energética y reducir la dependencia de los combustibles fósiles.